La puerta
Busqué una brújula, un catalejo,
un atlas, un algo que me diera
la dirección de tu puerta.
Pero tu puerta se alejaba,
inmóvil pactó su huida
hacia quién sabe cuál meridiano.
Pensé en cuántas veces fue la misma
y diferente puerta.
Cuántas veces mi mano fue un puño
alzado que no podía llamar.
Cuántas veces nos perdimos tras
de un rectángulo de madera,
sin brújula, ni mapas, ni caminos.
Cuántas veces fue silencio
la puerta de tu casa y tal vez la mía.
Migdalia B. Mansilla R.
Enero 3 de 2013