Esta noche
Las luces de mi calle, opacas, silenciosas,
acompañan a mis ojos, ciegos de cielo,
sin luz fuera de los párpados.
Y es que esta noche, amigos, la nostalgia
es un campamento donde pasean desnudas
las ausencias, donde los labios secos,
son el reflejo de todo gesto inútil hacia el beso.
Sí, amigos, me es difícil escuchar un mundo
más allá de esta angustia que persigue el humo
de una lumbre encendida en otra parte.
Se cierran las horas vagas de un tiempo indefinido,
dejando tatuada la tristeza en las sombras, en las huellas.
De sobra es sabido que el dolor es de una, aunque se diga,
aunque se intente compartirlo, jamás sabrán de su cuantía.
Es casi imposible escuchar un alma en medio de la súplica,
en su peregrinar por la vida.
Por eso, esta noche, amigos, me siento derrotada,
vencida de un destino implacable,
el que atraviesa mi pecho,
aunque vuelva a mirar hacia el cielo
para encontrar el fuego de las estrellas
y en la tierra poblar árboles y pájaros que canten
en este horizonte que quizás soy,
en la página de otro libro y de otra biografía.
Migdalia B. Mansilla R.
Agosto 17 de 2011