domingo, 13 de abril de 2008

POETAS DEL RECITAL ÁRABE-VENEZOLANO / Orlando Campos



LIERATURA Y VIDA



Desde Caracas



Gracias Carmen Cristina Wolf.
Por Orlando Campos R








El recital cultural artístico-lírico, novedoso, es un acercamiento de pueblos unidos por la poesía, el saber, la ciencia y la amistad. Su realización en la sala de usos múltiples de la Mezquita Sheik Ibrahim de Caracas, donde se desarrollan importantes acontecimientos artísticos, indica la relevancia del evento.




José María Aristimuño
La poesía de José María Aristimuño se inserta en la veleidad, lo fútil, lo caprichoso y el paroxismo del instante orgásmico de la vida amorosa, es un seguir el determinismo bohemio epicúreo de la pasión afectiva que es como un vuelo errático de mariposas amarillas. Es frágil, mujer, es virgen deseada, sin miseria, incapaz de dominarse y precisar. El amor, según sus versos, sin darnos cuenta, nunca se entendió que era un regalo, un sueño. A veces y no todas las tardes la vida plena toca tus puertas, en el tiempo de la vida no hay ida ni vuelta, totalmente arbitrario con desmesura, es el destino terrible “fatum”, la fatalidad, acepta el otoño tal cual es, no hay manera de escapar del dulce escalofrió que provoca el sin sentido, ser gloria y desaparecer sin gloria, son espejismo rotos cargados de inocencia sutil.


Bokhari Mohammadali Ibrahim
El poeta Bokari Mohammadali Ibrahim expresa el alma de la arena, la vida de los vientos, la visión de los cielos, el calor de la amistad, la bienvenida al peregrino, la amistad sincera sobre todas las cosas. Su versos muestran intuición forjadora y creadora de nuevos lazos humanos de solidaridad, un compromiso permanente de aproximación y alcance de la excelencia y búsqueda incesante de la perfección. Todo sustentando en una plataforma estructural lingüística insuperable mantenida por principio éticos y valores no negociables, que le han permitido alcanzar claridad, belleza y emoción en sus composiciones líricas. Podemos apreciar y visualizar su sueño, notamos su ejercicio sin tregua tanto de su creatividad como su habilidad en escribir, expresión clara y genuina de su sentir.


Tere Casas
Tere Casas, en este libro, nos presenta el amor disfrutado en el edén de la serpiente: el árbol es símbolo de vida perenne donde se desarrolla el amor y la pasión. Nos propone la búsqueda del amor en el amplexo amoroso, fuerte como borrasca vespertina, que está sujeto al tallo, a “un tronco centenario”, a un roble, ubicado en la discreta floresta de su intimidad, acunado entre ramajes, dinámico que hace despertar la espesura de su “yo”, encadenado a sus raíces, para buscar emociones ardorosas donde se culminan y amalgaman, y así saciar sus deseos en el otro, hacer estremecer las hojas, resucitar el bosque y resplandecer el verdor de la pasión.

Ligia Colmenares
Ligia Colmenares centra su atención en la contemplación de la palabra en sí. Utiliza el Río y el agua para hilar sus poemas, desbordando el conocimiento para adentrase en el sentimiento. Palabra hecha mujer, mujer encarnada en la palabra, en el escrito, rebasada en las letras. Agua, río, poemas con sentidos, llenos de riquezas, que encierran mundos de significados, ofertas de goce y deleite del éxtasis de yo contemplativo. Sus imágenes, las cosas, ideas y conceptos forman el “unum” (uno) para adueñarse del tiempo y del espacio navegando por el río solo suyo, amalgamados en sus poemas, concisos, pero pletóricos de sabiduría y belleza, como nuevos mandamientos de Dios, enviados por ángeles de amor y sabiduría, para así tejer sueños.

Migdalia Mansilla
Estos poemas de Migdalia Mansilla están envuelta en la nostalgia otoñal, en el pasado. Son letras, son poesías que penden en el reloj de un tiempo que se acaba, su casa está cerrada no hay luz, anhela al ser amado ido, añora sus años mozos, los recuerdos la rodean y la cercan, la desesperanza la invade, la describe como olas que se agitan de su mar en calma, como un peso del tiempo que es ineludible, se siente como una pluma arrastrada por la brisa, le llegó la tarde y se hizo otoño, ella es lo que pasó, sus escritos son nostalgia nacida del adiós, su verbo presenta una lucha inútil para durar más allá del crepúsculo, plasma sus ansías de vida que tropiezan con el aire que la ahoga, peregrina por los rescoldos del olvido que la abrazan, ya no hay tierra. Sus versos son un canto al otoño inexorable.

Marcia Reverón
La poesía de Marcia Reverón es silencio, soledad y la búsqueda del amor-fruición, a ello se apega como la mujer sedienta de pasión, imantada a la luna, entregada a su ocaso, desenvuelta en la soledad y en el silencio, que es olvidar lo absurdo, en el mar de la noche oscura y plena. Sentimiento de soledad acentuado. Para hacerlo más intenso, cierra los ojos, se sumerge en la noche-bálsamo, ya que el día es triste y la tarde huye. Su poemario es el disfrute extremo de intimismo, se refugia en su sagrado yo, se aloja en la eternidad jamás perturbada, su claustro es para gozar lo infinito, descubrir el canto y la palabra de un “otro soñado” y creado por ella en un abrazo de tango serenado semejante a una lluvia que nunca llegó y se disolvió en brisa.

Lidia Salas
La letras de Lidia Salas nos muestran lo despiadado de lo efímero, lo fugaz, el desaparecer de todo, la nada. Poesía que proclama La caducidad de nuestra vida, es el freno de la esperanza, es la destrucción de los ideales. El tiempo ha asolado los predios de la infancia, la niñez se va con el sentir el fluir de la sangre entre las piernas, se derrumba el amor de seres queridos, la ráfaga de la vida lleva hacia la nada. El olvido y el tiempo ensordecen, no permiten escuchar los suspiros, son abandonados al viento en la penumbra, no se llega a la tierra de los sueños, se parte hacia el espacio del viento, la libertad es una ramera, el corazón amoroso es mínimo y ligero, las relaciones son andrajos de alianzas, solo hay la certidumbre del vacío, derruida está la quimera, anda a la deriva de besos.

Silene Sanabria
Silene Sanabria es la mujer hecha poesía. Su poemario esta enraizado profundamente en lo eternamente femenino. Feminidad tratada con el bálsamo divino de la poesía, mujer dotada de laureles y carismas, engalanada con prestancia de bondad, bendecida con la fuerza del erotismo, abierta a lo sublime en el sitial de las estrellas, elevada su estima, ya no es más figura de vidriera y marca codiciada. Su verbo no permite más el holocausto de las delicadas flores. Hoy, por acción de su inspiración y creación, las brujas se expresan con belleza. La mujer será siempre triunfadora en eróticas lides. Sus ojos claman por otro acaecer, no se atropellará el encanto de su género, y se acabarán las costumbres despiadadas. Poesía mujer.

Carmen Cristina Wolf
A Carmen Cristina Wolf la consume la actividad interior, lo exterior se interioriza y así su mente vuela de su casa, está representada en todo lo que ella hace todos los días con las manos: dobla colchas, trenza lazos, escriben, se estremecen en la cocina, bordan sueños. Su actividad del “tu” y de los “otros”, las desdobla en sus poemas, en el escrito, son huéspedes de su “yo”, invita su sentir creador ha permanecer siempre junto a ella, se escucha y ve al sol dibujar, se refugia en el pétalo, comparte la visibilidad del pensamiento, entra en el mundo de los niños soñando con zapatos nuevos para disfrutar vacaciones, saltar, recorrer el mundo y lucirse. La cotidianidad de su mundo interior es transportada por su poesía a la esfera de la ternura, al pedestal de lo bello y al encanto del misterio develado.

Orlando Campos
Mis poemas no son más que mi yo diverso y disperso en mil amores, es la bohemia hecha vida intima, volcada en versos. Soy caballo, guerrero de heroicas batallas, otoño aburrido, viajero incansable, amor de mujeres, le chismeaba al viento que las amaba, agiganté pasiones, no podía ser de otra manera, me dejé conquistar por ojos tiernos, suaves caricias, oí trinar cantidad de aves, la melodía de sus voces penetraron mi corazón, amor de miradas. Son siempre los instantes que rigen mi vida, un perro ladró, un mango madurito cayó en el patio, una gallina cloqueó, se oyó el tañido de una lejana campana, la luna con luz verde alumbró, prosigo mi camino de mil veredas en mi soledad felicidad, en compañía de mis seres queridos, con mi perro, con mi “yo” ensimismado.








Caracas 10 de Abril de 2008
* Bautizo de los poemarios editados por la Universidad Nacional Abierta

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